En unas cuantas horas regresaré al Centro del Cáncer Nuestra Señora de la Esperanza para que durante alrededor de 3 horas una serie de químicos se me inyecten a mis venas como parte de mi tratamiento para el Linfoma de Hodgkins que me estaba aquejando.
Espero que en esta ocasión, así como fue en la anterior, no hayan efectos secundarios, pero eso lo dirá mi cuerpo cuando los químicos comiencen sus efectos. En todo caso, creo que ya me he ido acostumbrando a esto y tomándolo como una parte normal de mi vida para el primer semestre de este año.
Por ahora el pelo si bien está de muy lento crecimiento y algo se me ha caído, la mayoría se mantiene en su lugar, mi estómago ha aprendido a soportar los químicos y mi yo a tener paciencia y energías para salir adelante